Todo el mundo que viaja a Santiago de Compostela, visita, por lo general, la estatua de «Las Marías» en la entrada de la Alameda; les hace gracia esta pareja, y se sacan fotos con Coralia y Maruxa (que así se llamaban las hermanas Fandiño Ricart).
La gente, en su mayoría, no sabe quienes eran, ni lo que representan. Se quedan con la simpleza de dos hermanas, viejas y estrafalarias, que salían de paseo por la Alameda a las dos en punto del mediadía y que se metían con los estudiantes.
Pero, más allá de esto, hay una historia de represalias y vejaciones durante los primeros años del Franquismo. Si os interesa podéis consultarlo en La verdad de “Las Marías”, artículo publicado en la edición impresa del diario EL PAIS, el 17 de abril del 2008.
Yo las quise pintar, pero representandolas cuando todavía no eran mayores (parece que siempre fueron viejas, y no es así), desafiando con su «locura», a la Compostela, triste y encorsetada, que les tocó vivir.
Esta pintura la podéis ver en el Café Bar Candela, situado en Porta Faxeira, desde el que se divisa, perfectamente, la conocida estatua.